Sólo por una casualidad, las autoridades de San Isidro pudieron evitar un robo de película. Se debe a que un repartidor vio un caño metálico entre los adoquines de una calle y descubrió un túnel que se dirigía al Banco Macro.
El pozo de casi 3 metros de alto y 150 metros de extensión estaba a metros de la sucursal bancaria, situada en Chacabuco al 444. Se encontraba a seis metros de la bóveda.
Tras observar la varilla de hierro en la calle, el delivery se acercó a la seguridad del banco y esta alertó a la Policía de la situación. La Secretaría de Espacio Público del Municipio envió una inspección al lugar y comenzó a excavar con máquinas para determinar de dónde provenía.
Así descubrieron esta megaobra delictiva que comienza en Chacabuco al 567, en un galpón abandonado que lo utilizaban como depósito y que hasta hace años era un taller mecánico.
Los especialistas señalaron que el trabajo llevaba entre 6 y 9 meses, aunque nadie alertó la situación en ese lapso. Hasta ahora no hay detenidos y la investigación está abierta.