La intendencia de Ramón Lanús realizó un escandaloso llamado a licitación. 140 millones de pesos serían destinados a encuestas. El proceso público número 29 publicado en la página municipal tendrá su apertura el 1 de julio.
¿Enterado? Seguro que no, puesto que a la fecha no publicaron nada en el Boletín Oficial, a pesar de que la ley así lo exige.
140 millones de pesos de los vecinos en encuestas. La nueva administración de San Isidro que pregonaba la baja de impuestos, aumentó un 200% las tasas para destinarlos a gastos innecesarios. Las encuestas son útiles a los políticos pero no a la gente. Además su uso hoy es ilegal puesto que la ley expresamente las prohíbe en épocas no electorales.
Si adujeran que destinan esa enormidad de dinero para conocer las demandas de los ciudadanos, bastaría con que recorrieran San Isidro y tener contacto con los vecinos para advertir el deterioro que exhibe el partido en todos sus servicios. Sin embargo, ello no resulta raro con este gobierno local que ha nombrado más del doble de altos funcionarios que la gestión anterior cuyos salarios alcanzan la friolera de $175 millones de pesos mensuales, $2.275 millones anuales considerando aguinaldos. ¿Será gente tan destacada que es merecedora de esa fortuna? Desde el entorno del intendente Ramón Lanús, reconocieron que son funcionarios despedidos de otros municipios, quienes en su gran mayoría no viven en San Isidro y vienen a “cumplir funciones” un par de veces a la semana.
¿Por qué no destinan semejante cantidad para arreglar el techo de la pileta olímpica municipal, para contratar gente capacitada en sistemas que eviten que las historias clínicas de los pacientes queden eliminadas como sucedió, que circulen por nuestras calles la cantidad de patrulleros que lo hacían hasta hace apenas 6 meses, o bien que luego de cada tormenta fuerte las calles no queden obstruidas por semanas? Son algunas de las preguntas que esto genera.
En un contexto de tanta falta de dinero con casi el 60% de la población en situación de pobreza, con salarios promedio insuficientes siquiera para cubrir la canasta familiar de sus hogares, Lanús y su gente no sólo aumentan las tasas sino que las destinan a usos poco claros.